Portugal: fin de la monarquía

Mi próximo libro aparecerá a finales del año actual o principios del próximo. Está ambientado en Cascais, ciudad monárquica por excelencia, donde los reyes ubicaron su residencia de verano. El lector puede saborear los últimos días de la monarquía en Portugal. Algunos de los personajes que aquí se nombran forman parte de mi nueva obra, mezcla de ficción y realidad.362

El día 5 de Octubre de 1910 José Relvas proclamó, desde el balcón del Ayuntamiento de Lisboa, que Portugal era una República y por lo tanto la monarquía decía adiós a casi ocho siglos de existencia.

El último rey de Portugal

El día 3 de Octubre de 1910, el rey Manuel II de Potugal estaba cenando con el presidente de Brasil, Hermes de Fonseca, en el Palacio de Belém, cuando oyeron disparos fuera del recinto real. El presidente de Brasil acabó la cena y se apresuró a su barco anclado en el río Tajo, mientras el rey volvió a su residencia habitual, el Palacio de Nesessidades, en la Plaza del Mercado, en lo que hoy es el Ministerio de Asustos Exteriores, en la misma orilla del río.

Al día siguiente, por la tarde, las granadas, arrojadas desde un barco de guerra situado en el Tajo, golpearon el Palacio residencial. Al rey le aconsejaron que saliera de Lisboa. Buscó refugio en el Palacio de Mafra, a 30 kilómetros al oeste de la capital portuguesa. Allí se le unieron su madre, la Reina Amélia de Orleans y Braganza, y su abuela, Doña María Pía de Saboya, que había llegado desde Sintra.

Al Palacio de Mafra llegaron las noticias de la proclamación de la República y la familia real fué trasladada al pueblo pesquero de Ericeira donde subieron al yate real Amelia. Fué una despedida sombría y triste. La reina, la última reina portuguesa, dijo adiós a la gente del pueblo y afirmó que volvería. Y lo hizo, pero 35 años después. Su hijo, que entonces tenía 21 años, fué el último rey de Portugal. Moriría en Fulwell Park, Twickenham, cerca de Londres, en 1932, a la edad de 43 años.

De la Monarquía a la República: razones del cambio

El partido republicano, fundado en 1876, ganaba año tras año más apoyo entre la clase media y las élites intelectuales. Había organizaciones republicanas en cada ciudad de Portugal lo mismo que en las colonias. La constitución monárquica garantizaba la libertad de expresión, desde el año 1822.

Los republicanos se centraban en dos ideas clave: el anticlericalismo y el patriotismo. A la Iglesia y, en especial, a las órdenes religiosas se les culpaba de todo lo negativo de la sociedad portuguesa: la corrupción muy extendida, el estado lamentable de la educación y el atraso del país.

Po otra parte, el rey Carlos I accedió a las peticiones inglesas y retiró sus tropas de los territorios ocupados a lo largo del Nilo, en Enero de 1890. Así los ingleses pudieron explotar las riquezas de esta zona, que legítimamente pertenecía a Portugal, de acuerdo con la Conferencia de Berlín de 1872.

Al rey lo acusaron de traidor, débil y poco patriota, culpándole de la humiliación sufrida por el ejército portugués y las finanzas. El desenlace fatal de este hecho fué el asesinato del rey y de su hijo, el príncipe heredero Luis Felipe. Tres miembros del brazo armado del Partido Republicano fueron los ejecutores. Sucedió el 1 de Febrero de 1908.

 

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