Catástrofes ecológicas: Petrolero Canyon

 

CATÁSTROFES ECOLÓGICAS: SUPERPETROLERO CANYON 

"Deberíamos servir a la naturaleza y no contrariarla; ella es la maestra." (P.Parascelso)

El 18 de marzo de 1967 ocurrió la primera gran catástrofe de la historia de las mareas negras. Fue de tal envergadura que generó una honda preocupación en todo el mundo, a pesar de que la conciencia social sobre nuestro medio ambiente empezaba a despuntar, y que los movimientos ecologistas aún no se encontraban en todo su apogeo, ni gozaban del crédito que se le dan en la actualidad.

El superpetrolero Torrey Canyon (120.000 toneladas) chocó contra unos arrecifes en el archipiélago de las Scilly, cerca de Cornwall (Gran Bretaña). Viajaba a 17 nudos de velocidad y el violento impacto abrió sus tanques llenos de petróleo.

Se derramaron las 120.000 toneladas de crudo y, con la fuerza del mar, generaron una inmensa marea negra, que llegó a las costas y playas de Cornwall, el litoral francés de la Bretaña (Treguier).

Canyon

La bahía de Cornwall quedó sumergida en una espesa y letal sustancia que destruyó todo a su paso. Murieron más de 200.000 aves y la industria de pesca quedó en ruinas. Fue el accidente más grave hasta la fecha.

Las fuerzas armadas se dispusieron a combatir el desastre, mientras las autoridades locales, con un ejército de civiles, luchaban sin descanso intentando salvar playas y costas. La mancha de crudo cubría una superficie aproximada de unos 70 kilómetros de largo por 40 de ancho. En un intento por atajar semejante vertido, se realizaron todo tipo de trabajos, aunque de forma improvisada y arbitraria. La falta de experiencia en este tipo de accidentes produjo consecuencias peores que las que se pretendían evitar, al procederse a la dispersión de ingentes cantidades de detergentes (15.000 toneladas), que se sumaron al derrame causando una contaminación de considerables proporciones, que afectaron gravemente a la flora y fauna de la zona.


La autoridades, conscientes del enorme desastre que estaban viviendo, y a la vista de las inmensas proporciones de la marea negra, que terminaría llevando a la miseria todo lo que tocase, tomaron la decisión de bombardear el crudo y el buque para que ardieran.


Durante tres días seguidos, ocho aviones dejaron caer 1.000 bombas, 44.000 litros de queroseno, 12.000 litros de napalm y 16 misiles. Una columna de humo negro y espeso que ocultaba el sol completamente, podía ser divisada desde cualquier punto como si se perdiera en el confín de la Tierra, en un espectáculo sobrecogedor. Finalmente, el viernes 21 de abril de 1967 el Torrey Canyon desapareció de la vista, pero las gravísimas consecuencias del accidente se mantendrían vigentes durante mucho tiempo. El nombre de Torrey Canyon permanecerá siempre en la historia de las mareas negras como un símbolo de devastación.

 

 

 

 

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