poesía
Bob Dylan: compromiso ecológico
- Por pascual-lopez-pablo
- El 22/12/2016
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- En Ecología y educación
BOB DYLAN: COMPROMISO ECOLÓGICO
La mítica canción “Blowing in the wind” del igualmente mítico Bob Dylan fue editada en 1963. Desde entonces se ha convertido en icono de todas las marchas pacifistas y antibelicistas. Su vigencia es incontestable. Hoy las preguntas del cantautor y poeta norteamericano serían muy diferentes. Durante las últimas décadas el deterioro del medioambiente es tal que su preguntas serían mucho más radicales. Os proponemos que leáis la canción en su versión original en inglés, (hemos intentado que nuestra traducción se asemeje lo mejor posible a sus ideas primitivas, alejándonos de las muchas horrorosas traducciones que pululan por la red), y después penséis en las preguntas que Dylan podría plantearnos.
¿Cuántos caminos debe un hombre andar,
antes de que podamos llamarle hombre?
¿Cuántos mares debe una paloma navegar,
antes de posar y descansar en la arena?
¿Cuánto tiempo tienen que planear las balas de cañón,
antes de estar prohibidas para siempre?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
la respuesta está flotando en el viento.
¿Cuántos años pueden pasar para que una montaña
sea tragada por el mar?
¿Cuántos años tenemos que vivir,
antes de ser libres?
¿Cuántas veces puede un hombre girar su cabeza,
y fingir que no ha visto?
La respuesta, amigo mío, está en el viento
la respuesta está flotando en el viento.
¿Cuántas veces un hombre ha de mirar hacia arriba,
para poder ver el firmamento?
¿Cuántos oídos debemos tener,
para poder escuchar a la gente llorar?
¿Cuántas muertes ocurrirán antes de saber
que demasiadas personas han muerto?
La respuesta, amigo mío, está en el viento
la respuesta está flotando en el viento.
La respuesta, amigo mío, está en el viento
la respuesta está flotando en el viento.
Las preguntas que nos hacemos ante el quebranto de lo natural podrían ser éstas:
- ¿habrá caminos que nos permitan disfrutar de un paseo rodeados de Naturaleza o todo será asfalto?
- ¿seguirán las aves cruzando los mares o la desaparición imparable de especies también les afectará?
- ¿el cambio climático se llevará parte de nuestras costas, las inundaciones borrarán el perfil montañoso?
- ¿el firmamento estará tan contaminado que no podremos verlo con toda su claridad?
Las respuestas a estas preguntas seguirán flotando en el viento.
No tenemos una respuesta fiable para ellas, pero, si nos preguntaran por el compromiso del autor e intérprete de “Blowing in the wind”, contestaríamos que su lucha por un mundo mejor bien le ha valido un Premio Nobel. Bob Dylan estaba entre los favoritos, año tras año, para ser premiado con el Nobel de Literatura. Quizás su posicionamiento anti-sistema le había alejado del premio. No estaría de más que todos reconociéramos la magia de sus letras.
Antonio Machado y Soria
- Por pascual-lopez-pablo
- El 13/11/2016
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- En Memoria histórica
Si alguien se acerca a Soria sentirá el espíritu de Machado por todos los rincones de la ciudad. Si viaja acompañado de un ejemplar de Campos de Castilla, su lectura le hará penetrar en el alma de la gente y los paisajes de Soria.
El Instituto Antonio Machado
La visita del Instituto de Educación Secundaria, que hoy lleva su nombre, es visita obligada. El aula, donde el poeta sevillano impartía francés a sus jóvenes discípulos, permanece en el mismo estado de principios del siglo pasado. No lejos de este centro de enseñanza, el visitante a Soria se topará con la casa que albergó a don Antonio Machado en sus primeros meses. Aquí, entonces una pensión para huéspedes, conoció a su Leonor. En la vía principal y más viva de Soria está el vetusto Casino donde el poeta pasaba interminables veladas hablando con sus amigos.
Antonio Machado y Leonor
Leonor era hija de la dueña de la pensión. Hay un rumor sin fundamento, extendido por Soria, que afirma que el poeta y la madre se entendían y que, para evitar comentarios malignos, se casó con la hija, una muchacha de apenas 15 años. La boda se celebró en la coqueta Iglesia de Santa María la Mayor, en la plaza del Ayuntamiento. Se recomienda hacer el corto recorrido que los novios (el poeta, de 34 años, y Leonor, en plena adolescencia), caminaron desde la pensión hasta la Iglesia. Aquel día 30 de julio de 1909 la sociedad de Soria, beata y conservadora, no toleró este casamiento y dedicó al novio, en su paseo nupcial, improperios e insultos.
No cabe duda, sea cierto o no el rumor antes aludido, que el amor de Machado por Leonor Izquierdo fue tan real, tan profundo, que solo un enamorado como él pudo escribir esos poemas que dedicó a su musa.
Después de unas temporada en París, donde Leonor enfermó, los Machado volvieron a Soria y residieron en una casa cerca del Mirón. Aquí encontraremos la senda de los enamorados, que baja hacia el río Duero. La pareja hacía cortos paseos, pues la enfermedad de Leonor era un obstáculo.
La tierra de Alvargonzález
Todos conocemos el triste final de Leonor y cómo el poeta quedó destrozado para siempre. Abandonó Soria en agosto de 1912, pocos días después de la muerte de su esposa. Una lápida en el cementerio del Espino, "el alto Espino donde está su tierra", recuerda a Leonor. Posteriormente, Antonio Machado afirmó que la única tierra que nos pertenece es la tierra en donde estamos enterrados. En Soria, el poeta dejó enterrado su corazón y un reflejo de esta amargura vital es su obra La tierra de Alvargonzález.
Es un relato agrio, triste, con unos personajes duros. El poeta quizás quiso describir la dureza de unas gentes, que le abuchearon el día de su boda. Quizás quiso vengarse de la reacción de unos lugareños poco acogedores y uraños.
A pesar de todo, a pesar de esta palpable enemistad de los sorianos de aquella época con don Antonio Machado, no cabe la menor duda de que las tierras, los paisajes, la luz, los campos, las sendas de Soria, cautivaron al poeta y siempre los llevó en lo más profundo de su alma. Y no les guardó rencor, como parecen insinuar estos versos machadianos:
Gentes del alto llano numantino
que a Dios guardáis como cristianas viejas
que el sol de España os llene
de alegría, de luz y de riqueza.
Esta cita poética podemos leerla en una estela del camino que bordea el río Duero, serpenteando hasta la ermita de San Saturio. Antonio Machado hacía este camino casi a diario, contemplando los viejos olmos reflejados en las aguas oscuras.
Soria es conocida mundialmente por Antonio Machado. Y el poeta y su poesía son como son por los paisajes sorianos, por sus gentes y por una joven nacida en Soria, Leonor. Un viaje a Soria ciudad y a las tierras del Alvargonzález, camino de la Laguna Negra, darán al viajero lector una visión real de la poesía machadiana.
Antonio Machado y la guerra civil
- Por pascual-lopez-pablo
- El 09/11/2016
- Comentarios (0)
- En Memoria histórica
Antonio Machado había reflejado en sus versos la gran barrera ideológica de los dos bandos enfrentados en una Guerra Civil espantosa y destructiva:
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
Su vida estuvo dedicada a la enseñanza de los adolescentes, a la poesía, a la difusión de los valores democráticos.
Antonio Machado y la República Española
Machado se declaraba en el fondo como un hombre bueno. Sus poesías reflejan una confianza en la bondad de los hombres y en la relación Naturaleza y ser humano. Su ateísmo le alejaba de la España más reaccionaria. Quizás por eso, era objetivo prioritario de los sublevados contra la República, mezcla de milicia soldadesca y eclesiástica, que tenían a Dios y a la Patria como ideales.
Antonio Machado, al igual que Federico García Lorca, era la antítesis de la guerra. Poeta y profesor, sus dos profesiones, distan mucho de ser beligerantes. Participó en las misiones pedagógicas, como el poeta granadino, instauradas después del triunfo de la República y el final de un sistema monárquico, demasiado condescendiente con los grandes (terratenientes, obispos, nobles, banqueros...) y alejado de la realidad de una sociedad pobre y analfabeta en su mayoría.
La República supuso una llegada de aire fresco, de ilusiones renovadas para Antonio Machado. Eran tiempos de esperanza, de construir una sociedad más justa y más culta.
Antonio Machado en 1936
A principios del mes de julio de 1936, Antonio Machado vivía en Madrid. Lejos quedaban los tiempos de Soria, Baeza y Segovia. Todos comentaban la inminencia de un golpe militar. El Gobierno de la República creía que, aún sabiendo que era inevitable por la radicalidad de la situación política, sería capaz de hacerle frente. Los militares golpistas triunfaron a medias.
Madrid resistió, pero en noviembre de 1936 quedó sitiada por las fuerzas rebeldes. El Gobierno de la República evacuó a Valencia a todos los intelectuales. En Valencia se instaló Machado con casi toda su familia en la Casa de la Cultura y posteriormente en Rocafort, donde encontró la serenidad que buscaba. Su hermano Manuel, con el que compuso alguna de sus obras, fue sorprendido en Burgos durante el golpe y se puso a favor del bando franquista. Una barrera infranqueable se interpuso entre los dos hermanos. Manuel, símbolo del bando nacional y Antonio, defensor de las ideas de la República.
En febrero de 1938 debe marcharse con su familia (su madre, su hermano José y su mujer y tres hijas) a Barcelona, ante el asedio de la ciudad levantina. En Barcelona, como había hecho en Valencia, dedicará sus esfuerzos literarios a la defensa de la República, con sus artículos en los periódicos, firmando como Juan de Mairena.
Antonio Machado, el final
En la medianoche del 22 de enero de 1939, con Barcelona asediada y bombardeada, la familia Machado sale para Gerona, en una caravana de vehículos que transportan a las personalidades del mundo cultural y científico. Gerona está colapsada por los que huyen del frente. Los Machado deben buscar refugio en Raset. El día 26 de enero cae Barcelona en poder del bando franquista. La noche del 26 al 27 de enero es la última noche de Antonio Machado en España. Fue en Mas Faixat.
El día 27 se dirigen a la frontera con Francia. El tiempo es infernal, helador, lluvioso. Pasan la noche en un vagón vacío de la estación de Cèrvere. El poeta y su madre, gravemente enfermos, apenas pueden moverse. La embajada de España en París se hace cargo de los gastos del pequeño hotel de Collioure, donde se hospedan, a partir del 29 de enero.
La salud del poeta, asmático, empeora día a día. Muere la tarde del 22 de febrero de 1939 a los 65 años. Su madre Ana fallece el día 25 tras varios días en coma. Al poeta lo entierran en un nicho que una amiga de la propietaria del hotel le cede. Su féretro fue llevado al cementerio de este pueblo marino a hombros de milicianos republicanos, envuelto con la bandera tricolor. A su madre la enterraron en una fosa común, destinada a los pobres.
Triste final para un hombre bueno.