posguerra

España, verano de 1939

España, verano de 1939

Al acabar la guerra civil, España se convierte en un país enlutado. Miles de hombres han muerto en el frente; miles de mujeres, ancianos y niños, en los bombardeos de las ciudades; miles más, desaparecidos, enterrados en fosas comunes, fusilados. Un brazalete negro en la manga derecha, una corbata negra, un botón negro en la solapa, un traje negro para los que se lo pueden permitir: son las señas del luto entre los hombres. Las mujeres lucen el negro de la cabeza a los pies; las más jóvenes se atreven con un medo luto, con prendas grises o, transcurridos un par de años de la desgracia, vestidos negros y blusas blancas. Las viejas van envueltas en mantillas y tocas de lana negra. Pasean por las calles como fantasmas somnolientos.

Es verano de 1939 y el hambre aprieta. En muchos lugares se oyen las descargas del pelotón que fusila en las tapias del cementerio a los sentenciados. Después, el tiro de gracia pone fin al ruido ensordecedor y lastimero, que ya se ha hecho familiar en demadiados pueblos y ciudades de la España vencida. Los juicios sumarísimos se suceden a ritmo vertiginoso. Es la época de mayor nivel represivo. La mitad de los españoles, los que apoyaron a la República, viven en la angustia, confiando que nadie les denuncie. Bastará que un anónimo le señale por rojo o sindicalista, o por ser hijo o nieto de rojo o sindicalista. Los que tienen suerte se librarán de la muerte, pero les caerán un mínimo de veinte años de cárcel, en condiciones insufribles. En la radio nacional escuchan que la sangre de los que cayeron por la Patria no consentirá el olvido, ni la traición. España sigue en guerra. Así lo proclama el locutor franquista Fernando Fernández de Córdoba. Suena el Cara la Sol en la radio, en los cines y en los teatros; en las escuelas; en los patios de las prisiones; antes de los partidos de fútbol; los espectadores de las corridas de toros lo cantan en posición de firmes con el brazo derecho en alto y la mano extendida, como lo hacían los fascistas italianos. Después del himno falangista, una autoridad grita: ¡España, Una, Grande y Libre!¡Arriba España! Miente cuando grita. Casi todos lo saben, porque en España no hay libertad; el país está desunido y está en la ruina, lejos de cualquier grandeza. Ni es libre, ni es una ni es grande la España de la posguerra. Estos gritos son la ocurrencia del jefe de prensa de Madrid, Manuel Aznar Zubigaray, amigo de José Antonio Primo de Rivera y abuelo del que luego será presidente del gobierno de la democracia, José María Aznar López.

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La tradicional picaresca española hace que mucho españoles vistan la camisa azul falangista a todas las horas. Quieren demostrar su apego al nuevo régimen, fueran ya uno de los suyos o conversos. La afiliación a la Falange alcanza casi un millón de personas. Es lo mejor para lograr los beneficios de los vencedores. Beneficios que disfrutan los militares franquistas: casi la mitad de los puestos de la nueva administración pública son para los militares; les construyen viviendas y economatos; tienen transporte público gratuito.

Así era el verano del 39. Sería bueno que los jóvenes conocieran esta historia para compararla con su presente.

Para más información:

PASCUAL LÓPEZ, Pablo: "Antes que la memoria nos abandone".

ESLAVA GALÁN, Juan: "Los años del miedo".

Fosas comunes de victimas de la Guerra Civil y el franquismo

FOSAS COMUNES DE VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO

 

Los familiares de los desaparecidos durante la Guerra Civil y las represalias del franquismo se están moviendo. Así ocurre con los enterrados en Cuelgamuros, en el Valle de los Caídos, donde se esperan continúen las exhumaciones de enterrados en la mayor fosa común de España. Un juzgado de El Escorial permitió entrar al lugar donde está enterrado Franco para sacar a los hermanos Manuel y Antonio Lapeña, asesinados por los golpistas en 1936. Era la primera sentencia de este calibre, cumplida dos años después no sin superar antes un sinfín de obstáculos. Patrimonio Nacional accedió a rescatar a los combatientes franquistas Pedro Gil Calonge y Juan González Moreno. De ahí, el 23 de abril de 2018 los peritos de la institución perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han entrado en Cuelgamuros.

Una sobrina nieta de José Antonio Marco, que fue secuestrado de su casa y asesinado en las tapias del cementerio de Calatayud (Zaragoza) asegura que el cuerpo fue sepultado en la fosa común del camposanto local el 2 de septiembre del 36, hasta que en abril del año 59 llegan unos camiones, proceden a exhumar la fosa y trasladan los restos al Valle de los Caídos.

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La nieta de José Cansado Lamata y  su hermano Antonio Cansado Lamata cree que están en el mismo columbario que otra decena de personas asesinadas y enterradas en una fosa de Morata de Jalón. Son los 12 de Ateca. Y cuentan que fueron obligados por los fascistas a cavar su propia tumba. La familia Cansado también participó en el escrito de denuncia ante la ONU el abogado Eduardo Ranz, que también ha impulsado la exhumación de los Lapeña.

Los restos óseos de los hermanos Cansado y el resto de víctimas de Ateca acabaron en el Valle de los Caídos en el año 59. Tienen la esperanza es que este proceso termine, y cuanto antes, mejor. Aunque para llegar hasta aquí hayan hecho falta seis años de vericuetos judiciales. Y añaden que se conseguirá porque no existe odio ni rencor, sólo ganas de tener a los suyos en sus sitios de origen.

Por otra parte, se han dado a conocer las actualizaciones con respecto a la provincia de Málaga. Actualmente, hay un total de 99 fosas comunes localizadas en las que se calcula que puede haber unas 5.000 víctimas enterradas. Ruiz Espejo, delegado del Gobierno, ha anunciado que se están realizando investigaciones en los municipios de Alfarnate y Colmenar donde se realizarán intervenciones de indagación, investigación, localización, delimitación, exhumación y estudio de víctimas en fosas comunes. También se continuarán con los trabajos que se están realizando en Villanueva de la Concepción. En el caso de Alfarnate, se espera que se encuentren alrededor de 16 cuerpos a los que se les añadirán los resultados de las futuras exhumaciones en los municipios de Alameda y Campillos, que se sumarán a las ya realizadas en Álora, Colmenar y Cártama.

La Junta de Andalucía ha abierto una Oficina Provincial de Memoria Democrática, con el objetivo de crear un punto de atención a las víctimas con el que se pretende recoger información y testimonios relevantes para poder avanzar con las investigaciones junto a la Dirección General de la Memoria Democrática. La oficina, que se encuentra en la misma Delegación del Gobierno, esta abierta para todas aquellas personas que quieran recaudar información o ayudar en la localización, dignificación y recuperación de nuevos cuerpos.

En la provincia de Málaga encontramos un total de nueve lugares nombrados como 'Lugares de Memoria Histórica'. El cementerio de San Rafael, la antigua cárcel de mujeres, la Antigua Prisión Provincial de Málaga, cementerio de Teba, cementerio de San Lorenzo, la fosa común de Istán, el cementerio de Villanueva de Cauche, la carretera Málaga-Almería y el lugar donde fue asesinado Manuel José García Caparrós; a los que se les añadirá próximamente el Palacio de la Aduana.

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La carretera que conecta Málaga con Almería se convirtió en la única salida para aquellos que estaban siendo perseguidos por los sublevados. Gentes de Cádiz, Córdoba, Sevilla, Huelva e incluso Extremadura se refugiaban en Málaga de la persecución sufrida por el bando sublevado. Cuando, estos llegaron a Málaga, la única vía era la carretera que unía a Málaga con Almería. Se calcula que casi 300.000 personas escaparon de Málaga por dicho lugar, donde fueron sorprendido por el ejército sublevado y los apoyos internacionales del mismo. Se consideran que esos ataques son de los peores que han ocurrido en una guerra durante el siglo XX y que actualmente se cree que se pueden encontrar entre 5.000 y 15.000 víctimas.

DIARIOS DE LA REINA DEL OCÉANO  habla de refugiados y de luchas en tiempos de guerra.

 

Madrid: Marzo-Abril, 1939

Madrid: Marzo-Abril, 1939

 

Fue a finales de Marzo del año 1939, el final de la cruel guerra civil en España, cuando los madrileños, los que apoyaban al ejército rebelde del general Franco, se atrevieron a colgar las banderas rojigualdas de sus balcones y ventanas. Los soldados franquistas no entraron como se supone a los que ocupan una ciudad vencida. Semanas antes, el coronel Casado había entregado la ciudad a las tropas de Franco, dando un golpe contra el gobierno de Negrín, un gobierno en desbandada, contra un presidente de la República ya en el exilio francés. No hubo entrada formal de las tropas en la ciudad antes de la rendición del comandante de las fuerzas republicanas, el teniente coronel Prada, ante el coronel Losas, jefe de las fuerzas franquistas, en la Ciudad Universitaria, a la una de la tarde del martes 28 de Marzo. No hubo desfile del ejército victorioso. Eso lo dejaron para otro día. Muchos soldados llegaron el centro de Madrid en metro.

La capital fue tomada por los franquistas desde dentro de la ciudad, por los quintacolumnistas, los grupos afines a los golpistas, que sabotearon, espiaron e hicieron listas con los elementos más radicales de las filas republicanas, entre otras actividades. Los días 26 y 27 de Marzo todos los presos derechistas estaban fuera de las prisiones. Los que pudieron escapar a las sacas de Noviembre del 36, cuando el terror rojo expandió sus redes y asesinó a centenares de prisioneros adictos a los rebeldes, después de sacarlos de las cárceles de Madrid, subirlos a autobuses y fusilarlos en Paracuellos del Jarama y localidades cercanas. Llegó la hora de la revancha en Marzo de 1939 y los de la Quinta Columna no esperaron para actuar. Con los soldados republicanos en desbandada y la deserción en masa, que habían abandonado las trincheras, hubo momentos de encuentro pacífico por parte de los soldados de ambos bandos. Para ellos la paz era un hecho. No para sus generales.

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El  día 28 las calles estaban repletas de gentes que daban vítores a Franco, especialmente en el barrio de Salamanca, un lugar que nunca fue bombardeado por los aviones franquistas. Pero muchos madrileños prefirieron no quedarse a contemplar la entrada de los franquistas en su ciudad. Unos quince mil huyeron a Alicante, esperanzados en encontrar un barco que los llevase al exilio. Un barco que nunca apareció. Entre los huidos estaban el antiguo alcalde y gobernador civil de Madrid. También cientos de mujeres y niños. Fueron conducidos, prisioneros, al triste campo de concentración de Albatera. Volverían a Madrid para ser juzgados y condenados, la mayoría, a penas severas, cadena perpetua o al pelotón de fusilamiento.

(Continuará…)

Si estás interesado en el tema, mi libro DIARIOS DE LA REINA DEL OCÉANO recoge episodios como el de la huída de republicanos al exilio o sus condenas en España.

 

Apéndice a "Diarios de la Reina del Océano": Badajoz: antes, durante y después de la Guerra Civil- Introducción

APÉNDICE 

 DIARIOS DE LA REINA DEL OCÉANO

BADAJOZ: ANTES, DURANTE Y DESPUÉS DE LA GUERRA CIVIL

Introducción

  Los diarios de Amália Machado describen las apocalípticas jornadas de la toma de Badajoz por los rebeldes, la huída de Antonio Padilla (y miles de extremeños hacia tierras portuguesas) y su llegada a Cascais. Pero ¿qué ocurrió en la realidad? He querido conocer la verdad investigando en los testimonios, archivos, libros de los más profundos conocedores de la guerra, de los hispanistas más afamados. Lo que sigue puede asemejarse a lo que en realidad ocurrió:

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En Julio de 1936 parte del ejército español se alzó en armas contra el gobierno de la República. Este golpe militar, que confirmó los presagios más infaustos anunciados desde el día de las elecciones que gana el Frente Popular, no logra el objetivo inicial.  Los militares insurrectos fueron derrotados en la mayoría de las grandes ciudades por las fuerzas de seguridad leales a la República y los militantes de las organizaciones sindicales y partidos políticos. La sublevación triunfó en Galicia, Castilla la Vieja, León, Oviedo, Aragón, Navarra, en las islas,  excepto en Menorca, en Cádiz, Sevilla, Córdoba y Granada. En Sevilla los militares golpistas dejaron tantos cadáveres en las calles que tenían que amontonarlos contra las paredes de las casas para que pudieran pasar los coches provistos de las ametralladoras asesinas. Era el inicio del terror. Los militares contaron con el apoyo de la Guardia Civil y la de Asalto, así como con voluntarios afiliados a los partidos de la C.E.D.A. y la Falange, muchos de estos liberados de las cárceles por los sublevados y que desde entonces se emplearon en hacer la represión y a edificar una nueva España sobre las ruinas de la España republicana.

  El avance desde el sur de tropas procedentes de África le proporcionaron a los rebeldes el dominio de Extremadura. Durante los quince primeros días de Agosto, soldados del Tercio de Regulares, moros, y legionarios dejaron su huella en Almedralejo, Mérida, Zafra y otras localidades, donde los campesinos habían ocupado las tierras otorgadas por la reforma agraria. Esto fue el principio de una violencia que se estaba amasando mucho tiempo atrás

Continuará...

Los niños de la guerra

LOS NIÑOS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

 

La cruel guerra que destruyó los pueblos y ciudades de España, que causó miles de víctimas, que generó una represión inhumana nunca vista hasta entonces, también provocó la huida de cientos de miles de hombres, mujeres y niños. Huían de una masacre segura, de la miseria más extrema o de la represión de los vencedores.

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Las primera víctimas de esta huída fueron los niños. Los bombardeos de Durango, el 31 de Marzo de 1937, y de Guernica, el 26 de Abril del mismo año, por la Legión Cóndor de los nazis, encendieron la alarma. El gobierno vasco hizo un llamamiento al mundo para que acudiera en auxilio de sus tierras y sus niños. Desde ese momento, salieron más de treinta mil niños. Muchos países acudieron a la llamada. Una tercera parte de los que se fueron jamás regresaron. Fueron las víctimas primeras e inocentes a los que hay que añadir los casi ciento veinte mil que murieron durante la guerra.

 

A Francia fueron a parar la mayoría de aquellos niños. Fueron repartidos en familias de acogida o en colonias, instalados en hoteles, casas de campo, palacetes y conventos. Al final de la guerra muchos regresaron. Los hijos de los vencidos se reunieron con sus padres en el exilio, si habían sobrevivido a la guerra.

 

Bélgica recibió el segundo grupo de niños exiliados. A Rusia llegaron más de tres mil en cuatro expediciones. La primera fue el 17 de Marzo de 1937. El buque Gran Canaria llegó a Odessa con hijos de políticos de la República y de oficiales del Partido Comunista, entre ellos Amaya, la hija de La Pasionaria.

 

El gobierno británico se negó a dejar entrar en el Reino Unido a refugiados españoles no combatientes. Después del bombardeo de Guernica, consintió la entrada de niños, a condición de que su cuidado y mantenimiento dependieran del National Joint Committee for Spanish Relief, sin que pudieran recibir subvención pública. Esta organización se encargó de todos los trámites del transporte en barcos y de la acogida de niños en suelo británico.

 

A diferencia de los británicos, el presidente mexicano Cárdenas acogió con entusiasmo a los niños refugiados. Su mujer, Amalia, presidió el Comité de Ayuda a los niños del pueblo español, que se encargó  de su traslado e instalación en Morelia, en el Estado de Michoacán. Aquí les recibieron miles de personas. Fueron alojados en el internado Escuela España-México, dos viejos caserones expropiados a la Iglesia, antiguos seminarios.

 

Hijos de estos niños de la guerra vuelven estos día a España para conocer el lugar de sus antepasados. Aquí se les mantiene en el olvido. La memória histórica es frágil.

Para saber más sobre refugiados de la guerra: DIARIOS DE LA REINA DEL OCÉANO.