Primeras pateras con inmigrantes en Canarias

PRIMERAS PATERAS CON INMIGRANTES EN CANARIAS

Este verano se cumplirán  25 años desde que llegó la primera patera con migrantes a Canarias. Un cuarto de siglo de migraciones por vía marítima en el que poco más de 100.000 personas han llegado a las islas a bordo de 3.000 pateras. Fue el 28 de agosto de 1994 al pueblo pesquero de Las Salinas del Carmen, con tan solo dos saharauis, cuando quedó documentada la llegada de la primera barca. Sería conveniente aludir a un suceso ocurrido esta última semana: la muerte en las costas de Gran Canaria de la niña Sephora.

Sephora Sahé murió  en la madrugada del 16 de Mayo por un golpe de mar que la alejó rápidamente de la patera en la que había llegado junto a su madre, procedentes de Costa de Marfil, a la costa de Arguineguín, en el municipio grancanario de Mogán. Ruth, su madre, se desestabilizó al caer al agua con el impacto de la primera ola, pero con la segunda se desató el típico pañuelo africano con el que llevaba amarrada a la pequeña a su espalda y ya no volvió a encontrarla en la oscuridad de la noche, según su propio relato ante la jueza que le tomó declaración a la mañana siguiente. El cuerpo sin vida de la pequeña fue encontrado al día siguiente por el piloto de una moto de agua que navegaba por otra playa cercana. 

Ruth pudo despedir dignamente y “en la más estricta intimidad” a su pequeña Sephora en un cementerio de la isla de Gran Canaria ayer. Esta madre marfileña, de 26 años, enterró este jueves a su bebé, de solo 13 meses, y en su lápida se podrá leer para siempre su nombre. Parece lo propio para honrar la memoria de cualquier fallecido, pero se trata de un caso excepcional entre los miles de muertos de las pateras que desde hace más de 30 años llegan a España. Salvo contados casos, los muertos del Mediterráneo o del Atlántico yacen sin nombre, con suerte con un simple número y la fecha del naufragio escritas en nichos desperdigados por decenas de cementerios de Andalucía, las islas Canarias, Ceuta o Melilla.

CEAR (Comité Español de Ayuda al Refugiado) fue la que se puso en contacto con el gobierno español, Ministerio de Trabajo, el encargado de la acogida humanitaria de los que llegan en patera, para poder llevar a cabo el entierro. Sephora no fue el único familiar que Ruth perdió en esa patera. Había salido de Costa de Marfil junto a su prima Justine que a su vez traía a su hija de 8 años. Juntas fueron obligadas a palos a subirse a la patera en las costas de Dajla (también conocida como Villa Cisneros, en el Sáhara Occidental) el sábado 11 de mayo. Ruth se negaba a hacerlo porque le habían hablado de un barco y comida para ellas y sus niñas, pero al ver la precaria barca sintieron miedo y trataron de abortar el viaje, pero los marroquíes que lo organizaban le pegaron con palos en la espalda. Durante el viaje sufrieron abusos sexuales, tocamientos de todo tipo. 11 marroquíes y 20 personas de países del África Subsahariana, entre ellos 4 niños comenzaron el viaje. Llegaron 4 días después a las costas de Gran Canaria, pero los patrones de la patera esperaron a que cayera la noche para acercarse. Alrededor de las 20:00 horas los 11 marroquíes saltaron de la barca y dejaron a los subsaharianos solos a bordo y ya pasada la medianoche, el resto del grupo se acercó a la playa. Pero entre el oleaje y los nervios desaparece el bebé y otros dos adultos, entre ellos Justine, la prima de Ruth. Seguramente los chalecos salvavidas que les dieron eran falsos.

Tras pisar al fin la costa, Justine perdió el rastro de su niña de 8 años. En plena noche, sin luces para poder comprobar donde estaba y en medio de los gritos decidió lanzarse de nuevo al agua para comprobar si su pequeña seguía en la patera. Se ahogó tratando de buscarla cuando su hija en realidad estaba ya sana y salva en la playa. El cuerpo de Justine fue hallado a las pocas horas de la tragedia, flotando a casi 4 millas de la costa. El tercer cadáver nunca fue encontrado.

Todos los testimonios de los subsaharianos apuntaron a los 11 marroquíes como los organizadores. Identificaron a tres en una rueda de reconocimiento como los que abusaron de ellas sexualmente con todo tipo de tocamientos. No se ha encontrado al patrón, pero esos tres han sido acusados de presuntos delitos de homicidio y abusos sexuales. Por ello, desde el principio la jueza decretó la protección como víctimas sobre Ruth y el resto de mujeres y la niña de Justine, que está protegida en un centro de menores de la isla. La falta de protocolos para la atención a las víctimas de estas tragedias en nuestras costas ha sido denunciada en reiteradas ocasiones por numerosas ONG y entidades y dentro de sus reivindicaciones siempre han exigido atención psicológica. Ruth, sí la ha tenido por parte del equipo de CEAR en Gran Canaria, algo muy poco habitual para los supervivientes de los naufragios en patera.

 

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