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Albania

ALBANIA

En Albania no hay trenes desde hace años. He leído guías turísticas, editadas en esta década, que aseguran que el viaje en tren te dará la oportunidad de conocer mejor el paisaje albanés. Me pregunto si los que escriben las guías han visitado el país.

Albania es actualmente un apéndice de Italia, que está invirtiendo en empresas y resorts turísticos por todo el territorio albanés, especialmente en la costa y en la capital. Es la primera impresión que el viajero jubilado recibe cuando se dirige a Tirana desde el aeropuerto. Pronto se da cuenta del atraso en infraestructuras. Apenas hay autopistas, las carreteras merecen un recambio, las aceras brillan por su ausencia. Sorprende la cantidad de coches de gama alta que circulan por Albania. Me cuentan que Europa prohíbe importar coches desde Albania, que las mafias albanas y albanokosovares han importado miles de coches robados y su única salida ha sido venderlos a precios ridículos a sus compatriotas. Otros son más diplomáticos y apuntan a los emigrantes que han vuelto a su patria y quieren presumir ante sus paisanos de un status superior. Lo que no hay duda es del atraso económico. Los autobuses parecen sacados de las películas en blanco y negro. Las estaciones no existen. Pero, hay algo que engrandece a esta tierra: sus gentes, sencillas, amables.

Albania tiene una historia sorprendente. Desde los ilirios a los comunistas, pasando por los normandos, venecianos y fascistas nazis. Tirana fue la primera capital europea en ser liberada de los nazis. Años antes fueron gobernados por el único rey del país, Zog I. Hay vestigios de su paso por la ciudad. Como de los búnkeres que Enver Hoxa mandó construir para defenderse de un enemigo ilusorio.

Albania es un país triste. Es pobre, más bien. Los albaneses visten de negro. Están de luto por décadas de dictadura cruel. Negro como las águilas de su bandera roja y negra. Los albaneses están despertando de un letargo. Los jóvenes han heredado la oscuridad de sus mayores y tienen el semblante triste.

Albania

Suena el almuecín desde el minarete de la mezquita. Es la llamada a la oración. Es tiempo de Ramadán. En la Albania democrática se dieron prisa en construir cientos de mezquitas que Hoxa derribó. Mayoritariamente los albaneses son musulmanes, pero hay minorías de ortodoxos y católicos, con sus iglesias reconstruidas.

En Tirana merece la pena visitar el Museo de la Historia Albanesa, el museo del Búnker 2, la plaza de Skandenberg, el héroe albano. Darse una vuelta por los mercados, antiguos zocos árabes. Comer en un restaurante tradicional o comprar un byrek en cualquiera de los puestos callejeros. Visitar el barrio de casas prefabricadas de la época comunista, que enlataba a las familias como si fueran sardinas. En sus paseos, el viajero jubilado se topará con estatuas de la Madre Teresa de Calcuta y del partisano desconocido. Las de Stalin, Marx, Lenin o Hoxa están en paradero desconocido, después de la llegada de los demócratas, muchos de ellos herederos del partido del régimen anterior.

Merece la pena salir de la capital y visitar Dürres, Skodra y Berat. Aquí el viajero jubilado tendrá oportunidad de conocer el pasado romano y otomano de Albania. Si se usa el autobús público la experiencia será aleccionadora y le dará la ocasión de mezclarse con los albaneses de a pie.

El viajero jubilado

El viajero jubilado

Aquí aparecerán artículos sobre los viajes del autor. 

Acabo de publicar un libro en papel y un ebook con el título

VIAJES DE UN JUBILADO

Los enlaces :

Para el libro en papel: https://publish.mibestseller.es/site/?r=userwebsite/bookdetails&id=329758

Ebook: https://www.bubok.es/libros/275166/VIAJES-DE-UN-JUBILADO--Reflexiones-e-impresiones

Budva

EL CAMINO DE SANTIAGO (III) Por Tierras de La Rioja

EL CAMINO DE SANTIAGO (III):

POR TIERRAS DE LA RIOJA

 

Los peregrinos llegan a La Rioja desde Navarra atravesando el puente sobre el Ebro, dejando el monte Cantabria a su izquierda. Desde su cima, que conserva un yacimiento romano y un restos de un núcleo visigodo, puede contemplarse el embalse de Salobre y la capital riojana, Logroño. Una sensación de serenidad invadirá al caminante al divisar estos parajes. En La Rioja se juntan los peregrinos que hacen la ruta del camino francés con los que hacen el itinerario del valle del Ebro, desde el Levante hasta Calahorra. Desde aquí hacen juntos el camino de Santiago.

Clavijo es la siguiente parada. Aquí tuvo lugar una batalla inolvidable para los cristianos a mediados del siglo IX. Otro punto riojano del Camino es la villa de Navarrete, lugar de leyendas como la del gigante Ferragut. Nájera, rica en iglesias y leyendas, acogerá al peregrino con la amabilidad de todos los riojanos.

Los monasterios de San Millán de la Cogolla, Suso, Yuso, Santa María del Salvador de Cañas y Valvanera, no quedan lejos de la ruta jacobea. Es una buena decisión acercarse a alguno de ellos y adquirir los licores que los monjes preparan a base de plantas aromáticas recogidas en las montañas vecinas.

Santo Domingo de la Calzada, la Compostela riojana, fundada por el santo después de talar un bosque denso y construir el camino que enlaza con otras poblaciones. La leyenda de la gallina que cantó después de asada perseguirá al caminante en su viaje. Pero lo que aquí nos interesa no son las leyendas sino el entorno natural que podamos encontrar. Los kilómetros que el Camino de Santiago que transcurren por tierras riojanas son los más singulares en el aspecto ecológico: cumbres nevadas, valles frondosos, llanuras sembradas de viñedos, tranquilidad de pueblos milenarios acogedores, torres de las iglesias inundadas de nidos de cigüeñas, paz y sosiego en el silencio de monasterios emblemáticos.

Si el caminante cruza estos parajes en la época de la vendimia, puede contemplar las tareas enológicas que no han evolucionado, que mantienen sus orígenes ancestrales...Y probar el excelente resultados de los vinos laureados en todo el planeta.

 

Continuará…(por tierras castellanas)

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El camino de Santiago: Naturaleza y emoción

EL CAMINO DE SANTIAGO: NATURALEZA Y EMOCIÓN (I)

POR TIERRA ARAGONESAS

 

Estos días que tantos peregrinos se acercan a Santiago de Compostela, en un periplo fervoroso y entusiasta, no estaría de más una reflexión sobre alguno de los puntos naturales más enigmáticos del camino. Conozco a muchos viajeros jubilados que van a Compostela, después de muchos años de preparación. Aquí voy a resaltar el valor ecológico de este viaje.

Desde todos los confines de Europa, desde Irlanda, Rusia, Islandia, Eslovaquia, Polonia.., cientos de rutas enraizadas en la cultura europea han guiado a millones de personas hacia el lugar de encuentro, hacia el finis terrae. Hay quien afirmó que Europa se construyó caminando hacia Santiago. En el Finisterre la tierra se abre al mar furioso. Los peregrinos contemplan un espectáculo mágico, inigualable, enigmático.

Dicen que desde Roncesvalles a la tumba del apóstol Santiago hay un millón de pasos. El amante de lo natural puede encontrar lo que anda buscando, aparte de su reconciliación espiritual. Las antiguas calzadas romanas fueron utilizadas por lo primeros peregrinos, en el siglo XI, para realizar su peregrinaje.

El tramo aragonés del camino, que se desarrolla entre el Pirineo de Huesca y la población navarra de Puente la Reina, se corresponde con el antiguo sendero europeo desde el bosque de Bohemia, en la República de Chequia, hasta Galicia. El itinerario aragonés consta de 190 kilómetros. Atraviesa la Jacetania, las comarcas del alto valle del Aragón. El recorrido se inicia en Somport, en la frontera con Francia, a 1633 metros de altitud. En Canfranc la nieve es perenne. El río Aragón serpentea entre antiguas fortalezas militares. Los valles, entre montañas elevadas hasta el firmamento, acompañarán al caminante hasta llegar a Puente la Reina.

                                                                                        Loarre

Canfranc es villa de frontera. Las grutas, utilizadas por refugiados y espías, albergan tumbas con epitafios emocionantes. Cerca de la ciudad de Jaca se puede contemplar el Serrablo (valle del diablo), zona de leyendas y mitos ancestrales en relación con el peregrinaje. En la sierra de Santa Orosia, la montaña sagrada del Serrablo, los saltos de agua conviven con las cuevas inquietantes.

En San Juan de la Peña el caminante quedará extasiado por la belleza de la balma rocosa de conglo que sirve de techo al recinto monástico. Un manantial brota cerca del claustro del monasterio, sobrevolado por aves rapaces.

El castillo de Loarre y, en sus inmediaciones, el conjunto rocoso de los mallos de Riglos son otras de las maravillas a descubrir por el peregrino. La mejor hora para admirar los mallos es el atardecer, cuando los rayos cubren de rojo las piedras.